Actividades Latido de Libertad

lunes, 4 de agosto de 2008

"Esas lo que necesitan es pichola"

Desde Equanimal nos han hecho llegar este artículo, que reproducimos por su interés “Esas lo que necesitan es pichola”. Tal frase, toda una joya del pensamiento progresista, tolerante e igualitario, la escuché de boca de un individuo durante el Acto contra las corridas de toros que, organizado por Equanimal, tuvo lugar en Pontevedra el pasado sábado 2 de Agosto. La protesta, con una puesta en escena pensada para resultar llamativa y que de ese modo la gente se parase a reflexionar por un momento sobre la tragedia que implica la tauromaquia, consistió en varios activistas semidesnudos tumbados boca abajo sobre un gran alfombra blanca extendida en medio de una transitada calle de la Ciudad gallega; en su espalda lucían unas banderillas y regueros de sangre simulada que brotaba de las heridas producidas por las mismas. Al tiempo varios activistas informaban a los transeúntes que lo deseaban sobre las verdaderas consecuencias de los festejos taurinos y les ofrecían la posibilidad de sumar sus esfuerzos en esta causa que cada día gana más simpatizantes, porque sobre todo los más jóvenes, se niegan a vivir en una Sociedad en la que el dolor y la muerte de un ser vivo constituyen una actividad legal y subvencionada. Fueron muchos los que se acercaron a preguntar o a manifestar su opinión; divertidos unos, curiosos otros, extrañados algunos, ofendidos los menos, una mayoría expresó su desacuerdo con las corridas de toros y bastantes pidieron información para poder colaborar de diferentes modos. Un gran número aseguraba estar en contra de este “crimen legal”, como no podía ser de otro modo, cuando numerosas estadísticas indican que alrededor de un 80% de la Población no quiere que se celebren y las considera como una costumbre salvaje que debe de ser prohibida y abolida de forma inmediata. Pero aunque muy pocos, no faltaron los que aprovecharon la situación para criticar e insultar. Desde el padre que decía que era una vergüenza que los niños que pasaban por la calle viesen a chicas medio desnudas, hasta los que trataban de negar la necesidad de defender los derechos de los animales hablando del aborto o de los ancianos desamparados. El primero, ese padre preocupado porque sus hijos viesen los pechos de una mujer, los mismos a los que él no les quitaba ojo, tal vez no tenga reparo alguno en que sus niños contemplen cómo un toro se ahoga en su sangre y la vomita después de haber sido atravesados sus pulmones por un estoque. Los otros, los que piensan que la solidaridad es un hecho excluyente, ¿moverán un solo dedo por ayudar o proteger algo que no sean sus exclusivos intereses? Jamás he escuchado a un activista por los animales criticar a los que luchan contra la explotación infantil o la tala de bosques. Y por fin estaban los que mejor representan a la “España negra”, defensores de la continuidad de las corridas de toros, muchas veces individuos machistas, intolerantes, que desprecian los derechos de todos aquellos que consideran inferiores, desde las mujeres hasta los animales, pasando por personas de otras razas o de diferente condición sexual. Este ser primario al que me refería al principio, que repetía al ver a las activistas semidesnudas: “Estas lo que necesitan es pichola”, deambulaba por allí una y otra vez sin dejar de observarlas; no veía las banderillas, ni la sangre, en ningún momento se paró a reflexionar sobre el motivo del Acto y mucho menos acerca del sufrimiento inútil y tremendo que padece un toro. Como exponente ideal de los más acérrimos defensores de la tauromaquia, sus sentimientos acababan donde lo hacían sus instintos y su supuesta racionalidad, sólo le servía como vehículo para satisfacer sus propias necesidades, sin pensar en consecuencias a terceros ni mucho menos en cuestiones éticas. Probablemente, el hombrecillo con toda su testosterona a cuestas, acudió por la tarde a la Plaza de Toros de Pontevedra para ver torear a José Tomás, el matador que se ha convertido en una de las últimas esperanzas de los que viven de la tauromaquia para que ésta no siga perdiendo adeptos y aficionados como lo viene haciendo desde hace años. José Tomás, que tortura toros, los mata y cobra por ello, es un producto adorado por ciertos medios de comunicación que utilizan su cotizada imagen, sabiamente dosificada, convenientemente rodeada de un aura de inaccesibilidad estudiada para aumentar su demanda, conocedores de lo que entre las aficionadas y aficionados cala su aspecto y la casi certeza de que antes o después, acabará sufriendo la cogida definitiva. El morbo vende y ellos lo saben. Por eso, determinados diarios han dedicado varias páginas a informar de la tarde de toros con José Tomás el pasado sábado en Pontevedra, un espectáculo sangriento que gusta a menos del 20% de la población y apenas hay referencias acerca del valiente Acto de Equanimal el mismo día y en la misma Ciudad contra las corridas de toros, denunciando una crueldad que repugna a ocho de cada diez ciudadanos. Tal vez sea porque en las gradas de la Plaza estaban entre otros Mariano Rajoy, José Blanco o el empresario Fernández Tapias y los activistas por la abolición de la tauromaquia eran rostros desconocidos, la mayoría jóvenes sin poder mediático o financiero, pero que mientras algunos de los taurófilos defienden un sistema económico neoliberal, niegan la crisis o no la notan debido a su inmenso patrimonio, ellos apenas pueden acceder a un puesto de trabajo y mucho menos a una vivienda y sin embargo, no dudan en dedicar su tiempo y su escaso dinero, en proteger la vida de los que no pueden defenderse por si mismos, aquellos para los que su sufrimiento supone un espectáculo gratificante para unas cuantas personas, algunas de ellas de renombre, las que sí son un objetivo apetecido para determinados medios. El próximo sábado día 9 de Agosto, Equanimal repetirá la protesta esta vez en la Ciudad de A Coruña y por la tarde, convocada por Libera y la Plataforma Pontevedra Antitaurina, dentro de la Campaña “Galicia mellor sin touradas”, tendrá lugar una manifestación a las 19 horas en la capital pontevedresa, en la que ser volverá a demostrar que la tauromaquia es una realidad espantosa que no debemos legar a nuestros hijos. ¿Estará también ese día, paseándose entre los participantes a la concentración, el taurino para el que un toro sólo sirve para torturarlo y matarlo y una mujer para que él utilice su “pichola”?.

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